María Treschitta - Artista mariana
La imagen de la Virgen María que representa Bendito sea su Nombre fue creada por Mary Treschitta. «Barbara y yo hemos colaborado en proyectos marianos durante décadas, comenzando con el musical El Milagro de Fátima, que finalizó su gira por tres estados en el Teatro SHU en 2003. Dicha producción incluía una pintura sagrada que yo creé, la cual se convirtió en el logotipo original del musical. Curiosamente, unos años antes, en 1997, tuve el privilegio de entrevistar a los videntes de Medjugorje, una experiencia que ha influido profundamente e inspirado el trabajo que continuamos realizando hoy en día».
Visiones en Medjugorje

Colina de las Apariciones
Medjugorje es una ciudad de Bosnia y Herzegovina. Ha sido un lugar de peregrinación católica no oficial desde que la Virgen María supuestamente se apareció en la Colina de las Apariciones en 1981. Hay una estatua de la «Reina de la Paz» que marca el lugar de la primera aparición y otra frente a la iglesia de Santiago. Se dice que gotea líquido de la estatua del «Cristo Resucitado» cerca de la iglesia. Una cruz de hormigón corona el Monte de la Cruz, al sur. Las profecías de Medjugorje, según las describen los videntes, incluyen diez secretos que se están revelando gradualmente al mundo, comenzando con tres advertencias o amonestaciones. Estos secretos implican tanto bendiciones como posibles castigos, con el objetivo de guiar a la humanidad hacia la conversión y una relación más cercana con Dios. Una señal permanente y sobrenatural quedará en la Colina de las Apariciones como testimonio de las mismas.
Lo que ella quiere de ti
PAZ: Nuestra Señora define la paz como: Hombre + Dios = paz. Esta definición excluye la guerra, la injusticia, el miedo, la ansiedad e incluso la muerte. La paz no se encuentra fuera de Dios. La verdadera paz solo reside en Dios y debe ser el objetivo de la búsqueda constante del ser humano. Buscar la paz es buscar a Dios. En Medjugorje se dice que el ser humano alcanza su máxima expresión de rodillas. Esta paz es universal. Abarca a todos y a todo: el alma, la mente, el cuerpo, el espíritu de cada persona, de cada familia, de toda raza, color, religión, cultura, país y edad. El ser humano encontrará la paz cuando se entregue a Dios y se reconcilie con Él.
ORACIÓN: Nuestra Señora desea que oremos con fervor y desde el corazón. No se limiten a recitar las palabras; reflexionen y mediten en cada palabra y frase. Nos ha aconsejado rezar el Rosario: Gozoso, Doloroso y Glorioso, y además, la Coronilla de la Paz, especialmente por la paz en el mundo. La oración es la forma en que nos unimos a la Virgen María y nos comunicamos con Dios. Nuestra Señora dice que debemos orar a Jesús: «Yo soy su madre e intercedo por él, pero dirijan todas sus oraciones a Jesús. Yo les ayudaré a orar, pero la fuerza de sus oraciones es más importante. Toda oración agrada a Dios».
EL AYUNO: Es una forma de penitencia. El ayuno rompe el ciclo de los deseos. Nos libera de los bienes materiales terrenales y desarrolla nuestra fortaleza espiritual. Nuestra Señora nos pide que ayunemos solo pan y agua todos los miércoles y viernes. El ayuno fortalece nuestra fe. Al ayunar, podemos controlarnos, podemos entregarnos a Dios y a los demás. Tuve que lograrlo poco a poco. Me resultó una parte difícil de la petición de la Virgen María. Sugiero comenzar con una comida a la vez o un día a la semana.

FE: La fe es una liberación personal mediante la cual el ser humano no se aprisiona en sí mismo, sino que voluntariamente reinstaura a Dios como el centro de su vida. La fe le da propósito y esperanza tanto en la vida como en la muerte. Es la firme convicción de creer en la verdad, el valor o la confiabilidad de una persona, idea o cosa. Dios extendió su mano al ser humano a través de los profetas y los padres de la Iglesia y, por supuesto, a través de Jesucristo, la mano siempre presente y extendida de Dios hacia el ser humano. La fe, a su vez, es la extensión de la mano del ser humano hacia Dios.
LA PENITENCIA: El Sacramento de la Confesión. No se trata solo de tres Avemarías y un Padre Nuestro. Es pedir perdón a quien ha sido ofendido, sanar las divisiones en nuestras familias, ayunar durante la Cuaresma o aceptar con gratitud las tareas cotidianas. El propósito de la penitencia dentro del sacramento de la confesión es pedir el verdadero perdón por las transgresiones. No se trata de disminuir la vida, sino de enriquecerla: de permanecer en estado de gracia.
CONVERSIÓN: “Limpia tu corazón del mal” (Jer 4,14). La Virgen María desea que cada persona entre en el reino de Dios, pero solo aquellos con un corazón limpio pueden entrar. El pecado en este mundo es tan intenso que ha llevado a la humanidad al borde de la autodestrucción. Dios ofrece la opción: la conversión. Examina tu propio corazón. Sabes cómo vives. Sabes en lo más profundo de tu ser si eres pecador o no. No puedes esconderte de Dios. Así que, si te encuentras en esta categoría de pecador, busca consejo, recibe guía de un sacerdote y cambia tu forma de pecar. Si tu fe es escasa, aviva tu fervor y participa activamente en ella. Y muy importante, la Virgen nos pide que retomemos la confesión regular.
