
La escritura del musical El Milagro de Fátima comenzó hace 25 años, en septiembre de 1998. La primera canción que escribí fue «Bella Dama», que surgió de la primera escena escrita: «La Primera Visita», el 13 de mayo de 1917, seguida de «Jacinta Cuenta» y «Francisco Reza». Me embargaba una profunda comprensión de lo que nuestros jóvenes videntes habían presenciado, y las palabras fluían al papel como si provinieran de otra fuente. Tras difundirse la noticia, comienza la lucha entre creyentes e incrédulos. Tristemente, para Lucía, María Rosa, su madre no creía y la trataba con dureza. María Rosa discute con su hermano Manuel, padre de Jacinta y Francisco, quien intenta explicar lo que vivió en la Cova da Iria en su aria «Dudar de Ti». Sin embargo, Olimpia, su madre, intenta consolar a María Rosa cantándole «Escucha con el Corazón». Cuando el alcalde interroga a Lucía, ella intenta explicar su interpretación de la Bella Dama en la canción "Lo que vimos". Y cuando el alcalde exige al párroco que detenga la locura y le dice a Lucía que podría ser obra de Satanás, se preocupa por su propio destino si ella dice la verdad. Así nació "Que Dios tenga misericordia". En julio de 1917, los niños tienen visiones del cielo y del infierno; sin embargo, la pequeña Jacinta tiene visiones de futuras guerras y hambrunas, y canta su lamento en "Nunca supe de la guerra". Nótese que la canción tiene un ritmo similar al de un carrusel. Mientras los niños esperan su destino tras ser informados de que serán ejecutados por causar tantos problemas y negarse a decir que todo era mentira, se consuelan mutuamente en la cárcel con la canción "No estaré solo". Creen en la promesa de la Bella Dama de que los dos pequeños irían al cielo pronto y primero, y por eso creen que el alcalde dejará vivir a Lucía. La canción del alcalde, «Could It Be», refleja su admiración por la valentía de los niños, quienes se mantuvieron firmes en su negativa a negar a la Virgen María ni a ofender a Dios al hacerlo. Finalmente, «A través de ti vive» es el tema del Milagro de Fátima, pues es lo que se nos pide: llevar la luz de mi Hijo al mundo, mostrar el amor de mi Hijo al mundo como hermanos y hermanas unidos en la fe, sabiendo que su venida es inevitable. Porque solo hay una humanidad, una sola familia, y nosotros, hijos míos, somos la familia de Dios. Bendiciones para todos, Barbara Oleynick


